Noise – Hear Today Gone Tomorrow Fatality File – Spanish

Jeff Ammon, de 55 años, empezó a notar una sensación de presión en los oídos todos los días después del trabajo.

En los meses siguientes, cuando los síntomas se convirtieron en una ligera pérdida de audición y sensibilidad al ruido, empezó a preocuparse. Ammon, trabajador de la construcción durante 32 años, empezó a utilizar protectores auditivos con la esperanza de que así se solucionaran estas molestias, pero ya era demasiado tarde.

A partir de ese momento, los sonidos, desde el zumbido de un cortacésped hasta los tonos normales de una conversación, le provocaban un dolor punzante en el oído interno. Dejó de trabajar en 2011, cuando el dolor se hizo insoportable. También oye pitidos en los oídos y experimenta mareos, ambos efectos secundarios del daño auditivo.

“Es debilitante… completamente”, dijo.

Ammon pasó casi toda su vida laboral rodeado de ruidos fuertes de martillos neumáticos, sierras y compresores de aire.

Ammon trabajó para varias pequeñas empresas de construcción de viviendas. Dice que nunca le dijeron que llevara protección para los oídos. Sus compañeros tampoco la llevaban. Nadie hablaba de ello e, incluso cuando trabajaba con equipos ruidosos, no era consciente de la necesidad de llevar protección auditiva.

Solicitó las prestaciones por incapacidad de la Seguridad Social, pero se las denegaron porque su enfermedad no figuraba en la lista de enfermedades médicas consideradas incapacitantes de la Administración de la Seguridad Social. Cuando experimentó sus primeros síntomas, visitó a docenas de audiólogos que sólo le dijeron que tenía una pérdida de audición leve. Las investigaciones que relacionaban la hiperacusia (tolerancia inusual a los sonidos ordinarios) con el dolor estaban en sus inicios.  Aún no existen tratamientos específicos para las personas con este tipo de lesión auditiva.

En la actualidad, experimenta con nuevos medicamentos o terapias, con la esperanza de que haya una mayor concienciación sobre la enfermedad y sobre la protección de la audición en el lugar de trabajo. Está esperando la tercera apelación a las prestaciones por incapacidad de la Seguridad Social.

“Cada vez oigo hablar más del tema, pero no lo suficiente”, afirma. “Y tiene que empezar en el lugar de trabajo”.

Ahora evita salir a la calle y prefiere quedarse en su sótano insonorizado de Lebanon, Pensilvania, y comunicarse con su médico sobre todo a través de un portal de pacientes en línea.

“La medicación para el dolor no me ha dado ningún resultado. También tomo medicación para el estrés, la ansiedad y la depresión”, afirma. “Me ha aislado de la sociedad”.